·                                 Filosofía: término derivado del griego, que significa ‘amor por la sabiduría’. Esta definición clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad.

·                                 Rasgos de la filosofía: es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como ‘saber racional totalizante, crítico de segundo grado’. La filosofía es una forma de conocimiento que pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad). En segundo lugar, la filosofía es un saber de tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer respuesta a cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las mismas. En tercer lugar, la filosofía es un saber crítico, pues analiza los fundamentos de todo lo que considera y nunca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Finalmente, la filosofía es un saber de segundo grado, que emplea los datos y contribuciones de las ciencias, que son siempre un conocimiento de primer grado sobre la realidad.

·                                 Ramas de la filosofía: es posible distinguir varias áreas de investigación filosófica: ontología y metafísica (análisis crítico de la estructura de la realidad); teoría del conocimiento, epistemología o gnoseología (análisis del origen, estructura y alcance del conocimiento); lógica (estudio del razonamiento o argumento válido); ética (teoría de la acción humana y de sus valores); estética (teoría de la belleza y del arte); y, por supuesto, la historia de la filosofía, en cuanto ésta no se limita a una exposición de las distintas doctrinas filosóficas, sino que pretende reconstruir críticamente determinadas argumentaciones o sistemas filosóficos. Cabe señalar, asimismo, la existencia de una variedad de análisis filosóficos de determinadas ramas de la ciencia o de la actividad humana, que constituyen áreas especializadas como son la filosofía de la historia, la filosofía de la ciencia, la filosofía del derecho o la filosofía de las ciencias sociales, entre otras.


 

INTRODUCCIÓN

 


 

 

Nuestro cometido es exponer algunos de los problemas más importantes de la filosofía en la vida universitaria: ¿Qué es lo que hace que una institución sea o no universitaria? ¿Es la ley o un decreto quien la convierte en tal? ¿Cuáles son los elementos que distinguen a una institución universitaria de aquellas entidades que cumplen funciones parecidas o semejantes? Y, ¿Por qué son semejantes o parecidas tales funciones, si se realizan en unas aulas con profesores y estudiantes?.

Estas y otras tantas cuestiones que se irán perfilando paso a paso son las que motivan este trabajo. Por ello, lLa exposición tiende a concebirse en forma sistematizada y proporcionar una perspectiva global de la temática principal de la filosofía que podemos sintetizarla como definición de filosofía, realidad, universidad, conocimiento, hombre, ética y Dios. En torno a estos conceptos básicos se agrupan las otras consideraciones filosóficas.

El texto pretende orientar el descubrimiento de la filosofía en la vida universitaria y presentarse como material útil para encausar la discusión filosófica a fin de ahondar en temas concretos o reunir conexiones transversales.

El trabajo incluye algunas citas de filósofos que permiten la apertura de la discusión y clarificación de ideas con el intento de completar la reflexión filosófica. Ciertamente que no es un trabajo acabado, ni la última palabra, pero sí busca lograr un nivel de reflexión sobre los grandes problemas filosóficos de la vida.

La pregunta: ¿qué es la filosofía? y ¿qué la universidad?, analizadas críticamente, nos revelan una serie de caracteres que distinguen a la filosofía de las demás formas de conocimiento y especialmente de las ciencias naturales y que encausan una mejor visión del profesional en formación.

Si nos preguntamos ¿qué es la física, qué es la historia, o qué la matemática?, notaremos que no son la física ni la historia ni la matemática las que responderán a la pregunta para qué sirve la filosofía o qué es la filosofía y menos qué es la universidad?.

Determinar lo que la filosofía es, resulta una tarea que compete a la misma filosofía, y consecuentemente a la universidad. Las ciencias son incapaces de determinar lo que ellas son. Estudian ciertos objetos determinados, pero ellas no pueden decirnos qué son y cuáles son sus límites. En cambio, la filosofía, además de estudiar un conjunto determinado de objetos, puede, sin extralimitarse en sus funciones, decirnos en qué consiste y cuáles son sus límites.

Si interrogamos a un grupo de químicos sobre lo que es la química, obtendremos (salvo pequeñas variantes) una respuesta uniforme. Pero, si preguntamos a un grupo de filósofos: ¿Qué es la filosofía?, difícilmente se nos darán dos respuestas semejantes. Y, no sólo no se pondrán de acuerdo los filósofos sobre lo que es o lo que debe ser la filosofía, sino que también disputarán sobre lo que la filosofía ha sido. Y es que responder a tal interrogante implica la respuesta a un sinnúmero de problemas, porque en esta disciplina - y he aquí otro acto peculiar de la filosofía - los problemas se implican unos a otros sin poder determinar cuál es anterior a cuál, y ello a veces alimenta el que algunos "llamados" académicos anulen el papel y la perspectiva de la filosofía en el claustro universitario.

La filosofía no tolera supuestos; ésta es su característica esencial. Tiene la independencia más absoluta; ella misma se fija su contenido, sus límites, sus problemas y sus posibilidades; por eso la vida propiamente universitaria es tal. La actitud primordial de todo filósofo es: renunciar a cualquier prejuicio, ser capaz de analizar los cimientos sobre los cuales se asientan todas nuestras creencias, y no contento con ello, tratar de ver si hay algo bajo esos cimientos.

La Filosofía no puede ser definida, y ello motiva que se pierda el sentido de universidad. Definir es reducir una realidad determinada a conceptos. Y la filosofía se resiste a ser reducida a conceptos; porque la filosofía no es el mero conocimiento racional de algo. Es más bien una actitud espiritual, una manera de ser, una actitud frente al mundo. Por lo que, más que de filosofía debemos hablar de filosofar. El filósofo es tal en tanto filosofa y no en tanto "sabe" filosofía; la filosofía se "vive".

La filosofía no se enseña, pero la filosofía sí se aprende. Aprender filosofía no es aprender lo que dijo Fulano o Mengano, por más ilustre que sea. Aprender filosofía es aprender a filosofar; es aprender a estar frente al mundo en actitud resuelta y valiente, a interrogarle, a tratar de descubrir sus secretos sin conformarse con las soluciones que ofrecen la ciencia y la religión. En suma, es hacer universidad. No es que la filosofía sea contraria a la ciencia o a la religión, sino que está en plano distinto. La ciencia y la religión tienen límites impuestos desde fuera; la filosofía no tiene límites, porque los que se impone a sí misma son siempre provisorios.

Por ello Fichte afirmó que "la filosofía que se escoge depende del hombre que se es". El ser filósofo implica luna manera de ser hombre. Y tener tal o cual posición frente a un problema filosófico determinado quiere decir ser hombre de tal o cual manera.

La ciencia recorta, (de la realidad única e indivisible), un aspecto determinado de la misma para someterlo a estudio, y al hacer esto recorta el papel de la universidad; su primer momento es parcelarla y luego cerrar los ojos a todos los otros aspectos que no le interesan. En la filosofía sucede lo contrario, conserva la integridad de la realidad, pues la estudia en su totalidad y no en determinados aspectos.

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1. FILOSOFÍA COMO CONCEPCIÓN

 


 

 

Al finalizar el estudio de la unidad, el lector estará en posibilidad de:
 

    • Indicar, proponer y apreciar cómo se origina la filosofía
    • Estructurar, jerarquizar e ilustrar las disciplinas filosóficas

1.1. ORIGEN

Hace aproximadamente dos mil setecientos años que la filosofía encontró sus inicios; hace aproximadamente dos mil setecientos años pero antes de ella existió una forma de pensar pre-filosófica: el pensamiento mítico , o sobre los mitos. Las orientaciones míticas pretendían explicar el origen del mundo (cosmogonía) y a los dioses (teogonías). Inicialmente la filosofía estuvo mezclada con la mitología y con la cosmogonía; lo cual ha llevado a preguntarse si la filosofía griega carece de antecedentes o no.

Lo peculiar de las mitologías era su carácter imaginario, intuitivo, irracional. El mito era la seudosolución (una solución falsa), anterior a la filosofía y, a los grandes enigmas filosóficos que planteaba el universo (del latín unus versus). El pueblo recibía irreflexiva y crédulamente las enseñanzas míticas en forma irreflexiva y crédula. Los primeros filósofos vieron el nacimiento de la filosofía como el paso del mito al logos (l o g o s) que en griego significa: razón, palabra, ciencia, es decir, el paso de un saber irracional a un saber lógico, de un saber impuesto a un saber que daba razones y demostraciones. Según Karl Popper (1902- ), nuestro saber a través de la ciencia nunca es de carácter absoluto, es un saber conjetural, crítico, un retículo de hipótesis, una trama de suposiciones; lo que nos hace ver que los mismos enunciados empíricos en sí mismos no son verificables.

La historia del pensamiento griego (el primer gran pensamiento filosófico, universitario) puede entenderse como el proceso de la progresiva racionalización de la concepción sentimental-religiosa del mundo implícita en los mitos.

Aristóteles (384-322 a.C.) contrapuso la filosofía al mito; pues, en el mito, todavía no se da el logos, es decir, no se dan razones de lo que se afirma. El concepto de logos será un concepto muy importante en toda la cultura griega y universitaria.

De todas maneras, hemos de afirmar que una cosa es el origen histórico de la filosofía y otra muy distinta el origen intemporal, es decir, aquellas condiciones que en toda época hacen surgir la preocupación filosófica. El origen de la filosofía es múltiple: el asombro, la duda y la conmoción del hombre. Asombro, porque ya Platón (427-347 a.C.) afirmaba: que nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Y Aristóteles sostenía: "la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar". El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida; y. este despertar tiene lugar cuando se mira desinteresadamente las cosas, el cielo y el mundo.

Pero, una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda; pues las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros propios órganos sensoriales que son engañosos, o, en todo caso, no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea percibido o exista en sí.

Y sobre el tercer aspecto o conmoción del hombre, el estoico Epicteto (siglo I de nuestra era) decía: "el origen de la filosofía es el percatarse de la propia debilidad e impotencia". ¿Cómo salir de la impotencia? La respuesta de Epicuro fue: considerando todo lo que no está en mi poder como indiferente para mí en su necesidad, y, por el contrario, poniendo en claro y en libertad por medio del pensamiento lo que reside en mí, a saber, la forma y el contenido de mis representaciones.

La fundamental actitud filosófica tiene su raíz en:

1º el estado de turbación producido por la ausencia de comunicación,

2º en el afán de una comunicación auténtica, y

3º en la posibilidad de una lucha amorosa que vincule en sus profundidades el yo con el yo.

El origen de la filosofía está realmente en la admiración, en la duda, en la experiencia de las situaciones límite; pero, (encerrado todo esto en sí), en la voluntad de la comunicación propiamente tal. Así se muestra desde un principio, ya en el hecho de que toda filosofía impulsa a la comunicación que, se expresa, o quisiera ser oída, ya en el hecho de que su esencia es la co-participación misma y ésta es indisoluble al ser verbal. Únicamente en la comunicación se alcanza el fin de la filosofía; pues , en tal fin que está fundado (en último término) el sentido de todos los fines: el interiorizarse del ser, la claridad del amor, la plenitud del reposo.

La idea de j u s i s o naturaleza, la idea de a r c h o principio, la idea fundamental de consistencia, (que llevará al concepto de o n o ente), luego los conceptos de e i d o s o idea, y finalmente los de ousia o sustancia y de esencia (to ti en einai ) se van sucediendo o coexisten en los comienzos de la filosofía. Todo esto induce a Julián Marías a definir la filosofía "como la visión responsable".

Algunos autores indican que las condiciones históricas dentro de las cuales emergió la filosofía (fundación de ciudades griegas en las costas de Asia Menor y Sur de Italia, expansión comercial, etc.) son peculiares de Grecia; por consiguiente, la filosofía sólo pudo surgir entre los griegos. Pues la visión (nous) y la razón (logos) son los instrumentos que permiten al hombre griego iniciar esa audaz y peligrosa operación. La primera consecuencia será: el descubrimiento de ciertas estructuras de lo real y las respuestas logradas a las preguntas con las que se enfrenta la filosofía. ¿Qué es?, ¿Qué es "de verdad" o "en el fondo"?, ¿Qué es todo esto?.

Otros señalan que hay influencias "orientales", por ejemplo, egipcias. Finalmente, algunos, finalmente, indican que en la China y especialmente en la India hubo especulaciones que (sin restricciones) merecen el nombre de filosóficas.

Cualquiera que sea la posición que se adopte, debemos reconocer que los sentidos que ha tenido el término "filosofía" alcanzaron su madurez sólo en Grecia. Por tal motivo, nos atenemos primordialmente a la tradición occidental que se inicia en la cultura griega.

Si bien el diseño de estudios planteado por Platón en el libro VII de la República no fue aplicado en ningún Estado, no podemos olvidar que la filosofía fue el cordón umbilical entre la Universidad medieval (centro de estudios facultativos) y las escuelas públicas abiertas en Pérgamo, Alejandría, Antioquía y Atenas, entre otros. Pero el único ejemplo que presenta alguna afinidad con las universidades medievales es la Escuela superior cristiana de Constantinopla, en la que el célebre retórico griego Libanio (314-391) enseñó retórica a san Juan Crisóstomo (347-407) y Temistio (315-390); en el 425 fue transformada por Teodosio II (401-450) en escuela de Estado, con 31 profesores griegos y latinos (20 gramáticos, ocho retóricos, un filósofo y dos juristas).

1.2. LA FILOSOFÍA Y SU SIGNIFICACIÓN

Acertadamente se ha señalado que mientras preguntar "qué es la física?" no es formular una pregunta perteneciente a la ciencia, sino previa a ella.; en cambio, preguntar "qué es la filosofía?" es formular una pregunta eminentemente filosófica. Además, observamos que durante largo tiempo la filosofía fue concebida como la teoría del pensamiento y la ciencia del pensar. Sin embargo, su rasgo básico fue y es: la especulación. El término filosofía es una voz doble, compuesta de dos voces de origen griego (jilev: amar, aspirar, y sojia : sabiduría).

El vocablo filosofía significa "amor a la filosofía" o, más exactamente, "aspiración a la obtención de la sabiduría". Antes de emplearse el sustantivo "filosofía" se usó el verbo "filosofar" y el nombre "filósofo".

Heráclito de Efeso fue el primero en utilizar la palabra "filosofar", aunque en la forma de verbo, al decir: "conviene que los hombres filosofen, es decir, que sepan de muchas cosas". Y de conformidad con la tradición, fue Pitágoras quien dio a la palabra su significado conceptual, al llamarse a sí mismo "filósofo". Pero, no sólo se discute la autenticidad de la afirmación, sino y principalmente, si en el contexto "filósofo" significa lo mismo para Sócrates y Aristóteles.

Según Platón y Aristóteles la filosofía nace de la admiración y la extrañeza; pero, mientras para el primero es el saber que, al extrañarse de las contradicciones de las apariencias, llega a la visión de lo que verdaderamente es, las ideas; para el segundo, la función de la filosofía es la investigación de las causas y principios de las cosas.

En opinión de Aristóteles, el filósofo posee "la totalidad del saber en la medida de lo posible sin tener la conciencia de cada objeto en particular". La filosofía conoce por conocer; es la más elevada y a la vez la más inútil de todas las ciencias, porque se esfuerza por conocer lo cognoscible por excelencia, es decir, los principios y causas y, en última instancia, el principio de los principios, la causa última o Dios.

Dentro del contexto histórico, la filosofía ha tenido muchos sentidos, según las inclinaciones particulares de los filósofos. La filosofía es llamada por Aristóteles teología, en cuanto metafísica o filosofía primera; es la ciencia del ente en cuanto ente, la ciencia de aquello que puede llamarse con toda propiedad la Verdad. Algunas de las acepciones más generalizadas son las siguientes: "la filosofía es la ciencia de las cosas humanas y divinas", "la filosofía es el estudio del ser en tanto que ser", "la filosofía es el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad", "la filosofía es el saber de todo saber, la ciencia de todas las ciencias, la ciencia universal", "la filosofía es aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse partícipe de la realidad", etc.

Tales nociones son apropiadas más para la concepción tenida por los antiguos griegos, los filósofos renacentistas y los de la época moderna, no así para que la acepción tenida durante la Edad Media. En la Edad Media, la filosofía estuvo subordinada a la teología (que según los escolásticos era la "ciencia de Dios") y se orientó fundamentalmente hacia la reflexión sobre las cosas de la naturaleza y de la vida humana, confundiéndose con lo que posteriormente serían las ciencias naturales. En nuestra época, la filosofía pierde parcelas de conocimiento a medida que las ciencias van tomando cuerpo y se han desarrollando en numerosas especialidades. Pero aún así, siempre queda - y probablemente quedará - un margen para especular y razonar sobre el sentido de la vida y del universo;, y, sobre ese margen, el pensamiento filosófico seguirá vigente.

La filosofía es la ciencia que no se deja encasillar en ningún sector parcial de lo cognoscible, sino que cuestiona todo y lo analiza en todo aquello que importa al hombre en cuanto hombre.

La filosofía empezó preguntándose: ¿Qué existe?, ante las muchas clases de entes: las cosas del mundo, las formas de lo inanimado y de lo viviente, muchas cosas, sin término, que van y vienen. Pero ¿qué es el ser propiamente tal, es decir, el ser que lo contiene todo, que está en la base de todo, del cual brota todo lo que existe?

La respuesta fue múltiple, para Tales de Milito (entre el siglo VII y el VI a.C.) el agua, para otros el aire, para Heráclito (siglo V a.C.) el fuego, para Anaximandro (610-546 a.C.) lo indeterminado, para Anaxímenes (siglo VI a.C.) el aire, para Leucipo (siglo V a.C. que según Diógenes Laercio es el "primero que admitió los átomos como principios de las cosas") y Demócrito (354-283 a.C.) la materia, los átomos;, o bien, para otros la vida es el primer ser, del cual, todo lo que carece de vida, representa sólo una degradación.

Hace milenios de años, los filósofos de China, la India y Occidente dijeron algo que es igual en todas partes y a través de todos los tiempos, aunque comunicado de muchas maneras. El hombre puede superar la separación del sujeto y el objeto en una plena identificación de estos dos términos, con separación de toda objetividad y extinción del yo. En ella se abre el verdadero ser y al despertar queda la conciencia de algo, de una significación muy profunda e inagotable.

Por aquel entonces se consideraba como filósofos a sabios, sofistas, historiadores, físicos y fisiólogos; las diferencias entre ellos obedecían al contenido de las cosas que estudiaban: los historiadores estudiaban hechos (y no sólo hechos "históricos"); los físicos y fisiólogos estudiaban el elemento o elementos últimos de que se suponía estaba compuesta la Naturaleza.

La concepción de la filosofía como una búsqueda de la sabiduría por ella misma, concluye en una explicación del mundo que utiliza un método racional-especulativo, coincida o no con la mitología. Desde entonces, el término "filosofía" frecuentemente ha servido como expresión de ese permanente "buscar la filosofía".

Entre los filósofos posteriores se dan diferentes interpretaciones; así, por ejemplo:

Para Francisco Bacon (1561-1626), la filosofía es el conocimiento de las cosas por sus principios inmutables y no por sus fenómenos transitorios; es la ciencia de las formas o esencias y comprende en su seno la investigación de la Naturaleza y de sus diversas causas.

René Descartes (1596-1650) concibe la filosofía como el saber que averigua los principios de todas las ciencias y, en cuanto filosofía primera o metafísica, se ocupa de la dilucidación de las verdades últimas y, en particular, de Dios. A partir de él, la filosofía se va haciendo cada vez más pronunciadamente crítica.

Otros como John Locke (1632-1704), Jorge Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776) consideran a la filosofía como crítica de las ideas abstractas y como reflexión crítica sobre la experiencia.

Para Emmanuel Kant (1724-1804) la filosofía es un conocimiento racional por principios, pero ello exige una previa delimitación de las posibilidades de la razón y, por lo tanto, una crítica a la misma como prolegómeno al sistema de la filosofía trascendental.

Para los filósofos idealistas alemanes, la filosofía es el sistema del saber absoluto, desde Johann Fichte (1762-1814) que la concibe como la ciencia de la construcción y deducción de la realidad que nace del Yo puro como libertad, hasta Jorge Hegel (1770-1831), que la define como la consideración pensante de las cosas y que la identifica con el Espíritu absoluto que en el estado manifiesta su completo autodesarrollo.

Para Arthur Schopenhauer (1788-1860) la filosofía es la ciencia del principio de razón como fundamento de todos los demás saberes, y como la autorreflexión de la voluntad.

Para el positivismo es un compendio general de los resultados de la ciencia y el filósofo es "un especialista en generalidades"; pues sustenta la "filosofía del hecho", la filosofía científica con su método de investigación, que no se cuida de los inútiles razonamientos sobre la naturaleza del ser y las primeras razones; es indagadora analítica no tanto de las causas como de las "condiciones" y de la génesis de los fenómenos, para determinar las leyes, entendidas como condiciones constantes de su acontecer.

Para Edmund Husserl (1859-1938) la filosofía es, en sí misma, una ciencia rigurosa que lleva a la fenomenología como disciplina filosófica fundamental.

Para Husserl la filosofía es, en sí misma, una ciencia rigurosa que lleva a la fenomenología como disciplina filosófica fundamental.

Para Ludwig Wittgenstein (1889-1951) y muchos positivistas lógicos, la filosofía no es un saber con contenido, sino un conjunto de actos; no es conocimiento, sino una actividad. La filosofía sería una "aclaración" y sobre todo una "aclaración del lenguaje" para el descubrimiento de pseudo problemas.

Para Edmund Husserl (1859-1938) la filosofía es, en sí misma, una ciencia rigurosa que lleva a la fenomenología como disciplina filosófica fundamental.

Para Bergson (1859-1941), la filosofía tiene un contenido: el que se da a la intuición una vez rasgado el velo de la mecanización que la espacialización del tiempo impone a la realidad: la filosofía utilizaría como instrumento la ciencia, pero se aproximaría más bien al arte.

La misión de la filosofía no consiste en solucionar problemas sino en tratar de despejar falsas obsesiones: en el fondo, la filosofía es una purificación intelectual.

Lo importante es que la reflexión, sobre las diferentes actitudes ante el problema de la filosofía, ha permitido que se vaya cobrando una creciente conciencia del problema mismo. Esta conciencia se ha manifestado especialmente en las investigaciones de Wilhelm Dilthey (1833-1911) quien se ha esforzado por dilucidar lo que ha llamado "filosofía de la filosofía"; merced a esto y otros intentos se ha llegado a erigir, aunque todavía imperfectamente, una verdadera teoría filosófica de la filosofía, teoría que tiene su justificación en el hecho de que la filosofía nunca es, por principio, una totalidad acabada sino una totalidad posible.

Hoy, debemos advertir que lo que se ha perdido es: el sentido filosófico, mientras la filosofía propia, (con todas sus posibilidades), está ahí; la mayor parte de los quienes se ocupan de la filosofía dedican sus esfuerzos a proclamar su extinción, a declarar que es algo pasado, que no tiene sentido sus problemas, que a lo sumo puede ocuparse de algunas cuestiones muy limitadas, marginales, y que no responden a lo que, desde sus comienzos, ha sido asunto de la filosofía. Es decir, renuncian a los problemas, a las preguntas que la filosofía debe tiene que hacerse, independientemente de que puedan o no tener respuesta.

Algunos cultivadores actuales de la filosofía actuales declaran que no pueden tenerla. Y es que, especialmente esto último se da, porque se ha perdido la visión de "universidad"; consciente o inconscientemente nos hemos olvidado o queremos hacerlo. Pareciera que hoy el vocablo "universidad" es sólo un término hueco, carente de significado, porque en sus aulas se va perdiendo el sentido de la vida, al imponerse lo puramente mecánico o cuántico debido a condiciones utilitarias.

Queremos olvidarnos o ya lo hemos hecho de que "universidad" procede de dos vocablos latinos "unus" = uno y "versus" = hacia, es decir, hacia la unidad. Según J.D. García Bacca "la universidad es, pues, una institución de unidad" (Universidad y Universalidad" en La Universidad en el siglo XX, Lima, 1951).

Es cierto que la universidad nació en la Edad Media, pero sus antecedentes bien pueden ser las famosas instituciones griegas como la Academia Platónica griega o la academia platónica llamada Careggiana surgida en Montevecchio 1462, el liceo de Aristóteles, la escuela de Pitágoras, la Stoa de Zenón, que reunían "a quienes buscaban la verdad y a quienes la enseñaban", según nos recuerda Raúl Estuardo Cornejo (Revista de la Universidad Nacional san Luis Gonzaga de Ica, Nº 2, 1963).

Igualmente Karl Jaspers (1883-1969) trae a la mente que "el sentido originario de la universitas, como comunidad de docentes y alumnos es tan importante como el sentido de la unidad de todas las ciencias". Pero, hoy, en muchas de nuestras universidades, sólo encontramos islas o islotes infranqueables que se denominan "científicas".

Por tal motivo, encontramos que es muy elocuente el pensamiento de Antonio Rosmini (1797-1855) cuando afirma que para restaurar la sociedad, es menester primero restaurar la filosofía, y consecuentemente, añadimos, restaurar la universidad para servir mejor a la sociedad.

1.3. DISCIPLINAS FILOSÓFICAS

Aproximar una división de la filosofía es complicado, dado que es un saber que se presenta a sí mismo como orgánico y unitario. De todos modos algunos filósofos han intentado la división, entre ellos Aristóteles y Bacon. La división de la filosofía en diferentes disciplinas no es propia de todos los sistemas. Es difícil, por ejemplo, exponer la filosofía de Platón o de San Agustín como si estuviera constituida por diversas partes.

En cambio, la división es clara en Aristóteles o Hegel; la división y el hecho de que se la encuentre con nitidez dependen, en gran parte, dependen del filósofo en cuestión. De hecho sólo en Aristóteles aparecieron las divisiones que fueron tan influyentes en el curso de la filosofía occidental. Su sistema filosófico es el marco de una enciclopedia del saber de su tiempo; desde él se constituyen como disciplinas la lógica, la ética, la estética (poética), la psicología (doctrina del alma), la filosofía política y la filosofía de la Naturaleza, dominadas todas ellas por la filosofía primera (metafísica).

Según Tomás de Aquino (1225-1274) la filosofía se divide en las siguientes áreas:
 Las referidas al orden del ente, que la razón encuentra delante de sí, es decir, abarca todo lo concerniente al saber:
 

    • Las referidas al orden del ente, que la razón encuentra delante de si, es decir, abarca todo lo concerniente al saber:


 

      • La gnoseología o teoría del conocimiento que estudia la razón en cuanto descubridora del ser; el término gnoseología no fue utilizado por él.
      • La metafísica general que estudia el ente en cuanto tal, se refiera ya a su estructura interna (ciencia del ser u ontología) ya a su origen primero (ciencia de Dios o teología natural).
      • La metafísica especial referida a los círculos fundamentales de lo creado, dilucidando la naturaleza: Filosofía natural o cosmología y del espíritu, que se nos presenta sólo como alma humana (filosofía del alma o sicología).

 

    • Las referidas al orden del obrar propiamente como tal, en cuanto es más que saber:


 

      • La lógica, que estudia la rectitud del pensar;
      • La ética, que trata de la actividad práctica;
      • La filosofía de la religión, que estudia la bondad de la acción interior perfeccionadora del hombre total;
      • La filosofía de la cultura.

Se puede decir que hasta fines del siglo XIX, y en particular para los propósitos de la enseñanza, se consideraron como disciplinas filosóficas la lógica, la ética, la gnoseología, epistemología, la ontología, la metafísica, con frecuencia la sociología, la sicología y un conjunto de disciplinas tales como la filosofía de la religión, del Estado, del Derecho, de la historia, de la naturaleza, del arte, del lenguaje, de la sociedad, etc., así como la historia de la filosofía.

Pronto se independizaron varias áreas científicas. Y muchos sostienen, que, por diversas razones, se debería habría que eliminar la psicología, la sociología, la metafísica, la lógica, etc. De hecho, las dos primeras se han constituido como disciplinas especiales.

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